1. Preparación

Puerta de entrada

Este breve ejercicio de descanso te ayuda a retirarte del flujo abrumador de estímulos externos – las noticias, los mensajes, el ruido de las tareas – que dispersan tu atención y drenan tu energía. Cuando tu atención se aquieta, tu cuerpo y tu mente se vuelven a sintonizar suavemente, y te resulta más fácil llegar a la presencia.

¿Qué es este ejercicio?

En esta suave práctica de preparación, tu respiración y tu cuerpo se convierten en aliados. Con su ayuda, reunís tu atención dispersa y llegás a un estado de presencia tranquilo y abierto. No necesitás nada especial – solo a vos misma. Esta es la puerta hacia la conexión. Quizás vos también lo hayas vivido: cuánto puede abrumarnos el mundo que nos rodea. Los estímulos constantes – las noticias, los mensajes, las tareas interminables – dispersan fácilmente nuestra atención y, sin que lo notemos, nos dejan exhaustas.

Este pequeño ejercicio al que te invito ahora está justamente para eso: para ayudarte a volver a vos, reunir lo que quedó esparcido, y dar un descanso a tu atención, tu cuerpo y tu alma.

No necesitás conocimientos previos – solo unos minutos y la disposición para dejar que tu respiración y tu cuerpo te muestren suavemente el camino.


¿Cómo hacerlo?

¿Dónde te sentís realmente cómoda y segura? Si tenés un rincón favorito en tu casa – un sillón, una esquina cálida, un cojín suave – acomodate ahí con tranquilidad. Es recomendable elegir una postura sentada, para que tu cuerpo permanezca despierto mientras tu atención va entrando poco a poco en descanso.

Al sentarte, vas a notar que tu respiración empieza a calmarse. No hace falta que la controles – solo permití que suceda.
Observá cómo tu cuerpo se va relajando con cada exhalación, simplemente por prestarle atención.

Si percibís alguna parte de tu cuerpo que aún esté tensa, dirigí hacia ella una atención suave. Respirá con cariño hacia esas zonas que tal vez necesiten más cuidado. Vale la pena recorrer tu cuerpo con calma, notando con atención dónde se apoya tu espalda en el respaldo, o cómo tu ropa acaricia sutilmente tu piel.

Cuando ya sientas que tu cuerpo también está entrando en este estado de presencia serena, te invito a visualizar una imagen muy sencilla:

Imaginá que inhalás por la coronilla, y exhalás por las plantas de los pies.
No hace falta entender cómo es posible — solo dejá que la imagen se abra dentro tuyo.

  • Inhalás por la coronilla.
  • Exhalás por las plantas.

Y con cada exhalación, dejás ir un poco más de tensión. Un poco más de pensamiento innecesario. Como si acompañaras a huéspedes amables hacia la puerta: agradecés su visita, pero ahora los dejás partir.

Quedate un momento más en este estado de calma y quietud. Permití que tu cuerpo y tu atención se preparen juntos para una vivencia más profunda de la Presencia Relacionada.

¿Qué podés experimentar con esta práctica?

Notás cómo los pensamientos se apaciguan. Y cómo ya no solo tu mente observa – sino también tu cuerpo: a través de los poros, los sentidos, la piel. Entrás en un espacio interno donde hay paz, receptividad y apertura a una nueva experiencia.

Cierre

Vale la pena hacer este ejercicio preparatorio unos minutos antes de cualquier otra práctica – durante aproximadamente dos meses. Ese es el tiempo que necesita tu cuerpo para que este estado suave, reparador y receptivo se vuelva natural para él. Con el tiempo, vas a poder pasar de tu modo habitual a una presencia profunda en solo unos segundos. Mientras este estado va integrándose con suavidad en tu vida, por favor, sé paciente y amable con vos misma. Esto no es una meta, ni una tarea para cumplir – sino una de las formas más simples y cuidadosas de descanso y autocuidado.

Soy Edina Góra,
autora de esta página.

Mi camino no ha consistido en encontrar algo nuevo allá afuera, sino en recordar algo que siempre estuvo aquí en silencio, con paciencia, esperando a que volviera a notarlo. Para mí, la Presencia Relacionada no es una meta lejana, sino el redescubrimiento de ese espacio sereno y claro que siempre ha vivido dentro de nosotros. A través de puertas simples como la respiración, la atención y la conexión amable te invito también a este regreso interior. Este espacio no quiere enseñarte ni guiarte, solo te invita a encontrarte contigo mismo, tal como eres ahora, en la amplitud de una presencia a la que no hay que añadirle nada.
Bienvenido/a a este camino de regreso a casa.

¿Sientes que lo que encontraste aquí podría ayudar a alguien? ¡No dudes en compartirlo!