3. Compasión Doble

Puerta de entrada, Sin categoría

Tu atención y tu respiración te ayudan en este paso a estar presente con profunda empatía en la Presencia Relacionada. Durante la práctica de la Compasión Doble se estabiliza en ti ese estado de conciencia en el que te conectas tanto hacia fuera como hacia dentro. A partir de aquí ya no tienes que temer que la compasión te vuelva vulnerable o te exponga, porque esta práctica te ayuda a mantenerte en contacto contigo mismo, con tu mundo interior, tus emociones y tus necesidades.

¿Qué es esta práctica?

Si alguna vez has sentido la contradicción entre querer abrirte al otro y, al mismo tiempo, sentir un impulso de retraerte… Si sueles dar demasiado a los demás y al final te quedas sin energía para ti… Entonces esta práctica es para ti.

Para las personas empáticas, el mayor reto es lograr una conexión equilibrada. Son quienes hacen mucho por los demás y, a menudo, se dan cuenta demasiado tarde de que han sobrepasado sus propios límites. En esos momentos, se retiran, desaparecen de la atención del otro, como si dejaran de estar presentes. Incluso pueden empezar a dudar de que el mundo sea un buen lugar.


La empatía tradicional permite sentir lo que sienten los demás, lo cual es una capacidad hermosa y valiosa. Pero muchas personas empáticas sienten que atender a sus propias necesidades sería egoísta, y por eso tienden a sobreayudar y luego agotarse. Otras personas, por el contrario, pueden mantener más fácilmente sus límites, pero les cuesta percibir las necesidades de quienes les rodean.

¿Y si te dijera que no necesitas proteger tus límites para sentirte seguro? ¿Y que la compasión no tiene por qué acabar en agotamiento? Y si lo que quieres es desarrollar tu sensibilidad sin perderte en ella, también estás en el lugar correcto.

La Compasión Doble es un estado equilibrado en el que estás presente tanto para ti como para el otro. Ya no necesitas desconectarte del entorno, porque mientras prestas atención a los demás, sigues conectado contigo mismo. En esta atención que fluye, los límites se vuelven vivos y naturales, como una membrana semipermeable que protege y conecta a la vez.

¿Cómo practicarla?

Versión corta:

Después de realizar la práctica de Conexión, comienza a mover tu atención entre tú y el otro, siguiendo el ritmo de tu respiración:

  • Inhalas: te enfocas en ti mismo.
  • Exhalas: te enfocas en el otro.

Puedes hacerlo de forma continua o intermitente durante una conversación o en cualquier situación cotidiana.

Ahora veámoslo con más profundidad:

Si has seguido los pasos anteriores, ahora eres capaz de entrar en una presencia relajada y abierta. Realiza la práctica de Conexión. Después de 1 o 2 ciclos de respiración, empieza a hacer fluir tu atención según el ritmo de tu respiración:

  • Al inhalar: dirige tu atención hacia ti. Observa con cuidado y ternura las sensaciones corporales, emociones o impresiones que surgen en ti.
  • Al exhalar: dirige tu atención hacia la otra persona (o animal, planta). Observa cómo se sienta, cómo se mueve, cómo lo percibes, y permítete sentir empáticamente cómo se siente en ese momento. No lo analices, simplemente permite la conexión.

Tu respiración naturalmente se irá haciendo más lenta. No la controles, solo acompáñala. Incluso puede surgir algún suspiro: está bien así.

Cuando fluyes entre tú y el otro, es normal que aparezcan pensamientos. Si eso ocurre, no los sigas. En lugar de desarrollar el contenido, vuelve a tu respiración y al cambio de enfoque:

  • Te enfocas en ti al inhalar: percibes lo que ocurre en ti, sin juzgarlo.
  • Te enfocas en el otro al exhalar: no quieres nada de él, solo descubres cómo está, sin intención de cambiarlo.

Este flujo de atención impide que los juicios o el diálogo interno interrumpan la conexión. Y si surge alguna intención, tampoco podrá echar raíces. Así puedes sostener la Presencia Relacionada.

¿Qué pasa si ya te resulta cómodo cambiar de enfoque con una sola respiración?

Puedes probar a quedarte durante más tiempo (2–4 ciclos de respiración) enfocado en ti, y luego el mismo tiempo en el otro. Si aparecen pensamientos o juicios, acorta de nuevo los ciclos.

La intención de no querer cambiar nada es parte esencial de esta práctica. No quieres que el otro esté mejor, que entienda algo, que te entienda. No quieres nada de él, pero estás completamente presente con él. Lo dejas en paz, sin dejarlo solo.

Si ya estás en calma por dentro, y sientes que una sola respiración no basta para profundizar tu atención, puedes seguir la práctica prestando atención al otro durante 2–3–4 exhalaciones, y luego regresar a ti por el mismo número de respiraciones. Quizás sientas que con estos ciclos más largos la atención y la compasión se profundizan. O tal vez aparezcan pensamientos, juicios, diálogos internos o intenciones. Si es así, acorta los ciclos, porque esas distracciones te sacan del estado de Presencia Relacionada y de la Compasión Doble.

Como ves, la práctica en sí es muy sencilla. Y con el tiempo, se vuelve cada vez más natural.

Reflexión final:

¿Por qué es tan importante no tener intención?

Puede parecer raro no desear que el otro esté mejor. Pero la “buena intención” muchas veces genera expectativas, y eso obstaculiza la conexión. No querer cambiar nada no es indiferencia. Estás completamente presente con el otro, conectas con el corazón, lo dejas en paz — pero no lo abandonas.

La atención sin intención no es frialdad. Es una forma de compasión profunda y verdadera, que da libertad, deja espacio y, justamente por eso, permite un cambio real.

¿Por qué no controlamos la respiración?

La Presencia Relacionada se aleja de cualquier forma de violencia, incluso de las más sutiles. Y aunque suene raro, controlar la respiración conscientemente puede convertirse en una forma suave de violencia. Tiene su lugar y su función, sí — pero no aquí. En esta práctica, volvemos a la respiración natural. Si la acompañas con atención, puede que se vuelva más lenta, o que aparezcan suspiros. Todo eso está bien.

Otras direcciones y posibilidades

Esta práctica no solo se puede realizar con personas. Puedes hacerla con el mundo exterior — como una meditación con los ojos abiertos. Te enseño cómo en el apartado “Meditación del Ojo de la Aguja”.

La Compasión Doble también profundiza la conexión con los demás sin necesidad de interpretarlos o explicarlos. Esta conexión es la base de la “Comunicación de la Pequeña Lámpara”, que puede ayudarte en situaciones comunicativas difíciles a crear entendimiento mutuo.

Trabajo con los Puntos de Quiebre

Puedes practicar la Compasión Doble con diferentes partes de ti mismo — con tu yo pasado o futuro, con los arquetipos o roles que viven en ti. Así te conectas contigo de forma viva, especialmente en aquellos lugares donde llevas tus heridas más profundas. Estas experiencias conmovedoras reciben atención y espacio, sin que tengas que sanarlas o cambiarlas. También aquí es clave la ausencia de intención, porque sin presión ni expectativas puede emerger la aceptación y el amor verdadero.

Esta práctica no busca el amor propio como objetivo, pero lo cultiva como consecuencia. Y al mismo tiempo, despierta la confianza en la vida y abre en ti el espacio amplio de la Presencia Relacionada. Si te interesa trabajar con heridas y puntos de quiebre, encontrarás más detalles en el capítulo: Presencia Relacionada en los Puntos de Quiebre.

Soy Edina Góra,
autora de esta página.

Mi camino no ha consistido en encontrar algo nuevo allá afuera, sino en recordar algo que siempre estuvo aquí en silencio, con paciencia, esperando a que volviera a notarlo. Para mí, la Presencia Relacionada no es una meta lejana, sino el redescubrimiento de ese espacio sereno y claro que siempre ha vivido dentro de nosotros. A través de puertas simples como la respiración, la atención y la conexión amable te invito también a este regreso interior. Este espacio no quiere enseñarte ni guiarte, solo te invita a encontrarte contigo mismo, tal como eres ahora, en la amplitud de una presencia a la que no hay que añadirle nada.
Bienvenido/a a este camino de regreso a casa.

¿Sientes que lo que encontraste aquí podría ayudar a alguien? ¡No dudes en compartirlo!